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Número cuatro. Este.

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Terminando el primer ciclo de este blog. Las tres del reloj, y el Este del mapa. Todo comenzó con una canción. Todo comenzó con una actividad complementaria y termina esperando un comienzo. Sin saciar mis ganas de escribir, les presento la canción que me regaló la inspiración para completar una tarea. Una canción de un grupo musical con el que he crecido y que me ha acompañado en los acontecimientos más importantes de mi vida, quienes me han ayudado a cruzar las fronteras del tiempo, ir y venir cuando se me plazca. He navegado en esta vida con estos cuatro puntos cardinales, amor y dulzura, fuerza y coraje, siempre ubicado, nunca perdido. Buenos días, buenas tardes, o buenas noches, pero buenas.

Número tres. Sur.

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Cerbero es el perro que guarda las puertas de los infiernos y cada cierto periodo de tiempo un par de se atreve a llevarle un plato de croquetas. A veces se les pasa la mano y le dejan un pedacito de su ser para poder tener un pretexto de volver. Solo dos conocen el camino y solo ellos saben que es largo, lleno de postes de luz que son cómplices.   No es un lugar prohibido, pero solo ellos dos lo conocen. El reloj no es el mismo, el reloj ahí es rebelde y gira en contra.   El sur es el este, y al lado este, se encuentra el corazón. Suena una canción distinta cada que pasan por ahí, pero la primera vez caminaban al ritmo de Las batallas.

Numero dos. Oeste.

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Hace unos días me preguntaron por mi color favorito y realmente con el paso de los años he batallado en ese tema. Algo que parece tan simple, pero que no lo es. Cómo definir mi gusto por un color si el mundo está hecho de mezclas, y se ha construido por guerras. En ese caso, el gusto por los colores primitivos es universal. Es como si me preguntaran cuál es mi elemento favorito. O peor aún, es como si me preguntaran si prefiero el norte, el sur, el este, o el oeste. ¿Cómo demonios me pueden preguntar eso? Si al amanecer una sección del periódico promueve las paradisíacas playas del sur del país, y al dar la vuelta a la pagina están documentando un encuentro entre grupos armados al norte en donde resultaron abatidas un par de familias, “victimas colaterales” que vivas habrían sido las que ayudarían a que el plano cartesiano no cambiase su rumbo.  Y así es por lo que todos los días, en cada extremo del planeta tierra, se debe escuchar “imagine”, y a Jaime Sabines. Gracias a la tía Chof

Número uno. Norte.

Este espacio lo voy a dedicar a disfrutar del sonido de las teclas. Increíblemente pocas son las veces que enciendo una computadora, siendo sincera, depende de los parciales con los que cuente el curso o la clase escolar. Bendita era tecnológica. En mi teléfono celular cargo el paquete completo; Office, Adobe, Classroom, Drive, Gmail, etc. Si los labores escolares los puedo hacer desde la comodidad del gallinero (salón de clases), para qué complicarme con una lap de pantalla rota.           Directo al grano "sin perder el norte", voy a dedicar este blog al plano cartesiano. Voy a dedicarle este espacio al tec, Voy a dedicarle este espacio a la música que ha cambiado mi rumbo. Voy a dedicar este espacio a mi yo. Voy a dedicarle este espacio a él. Voy a dedicar este espacio a mi hoy. Voy a escribir sin rumbo, sin interés de saber a dónde llegar.  El día de hoy, quisiera navegar rumbo a la costa oeste.